Sobre Alex

Alex Ubago nació en Vitoria, España el 29 de enero de 1981. Fue bautizado el 17 de febrero con el nombre de Alejandro, aunque pronto se convirtió en Alex. Alex es hijo único. Cuando tenía cuatro años sus padres se mudaron a San Sebastián por cuestiones de trabajo. Ha vivido ahí desde entonces. Alex es muy extrovertido, con su lado tímido, pero sin problemas para relacionarse con otros. Siempre ha disfrutado de las cosas, disfruta la vida en todo momento y nunca ha dejado de salir un fin de semana a causa de algún examen.

“Sin pensar en nada, por pura diversión, igual me daba por hacer una canción. Así empecé con 15 años. Y llegó un día en el que terminé una canción que me gustó. Tenía ganas de que alguien la escuchara, de cantársela a cualquiera. Esa primera canción aún existe; está escrita pero no se ha grabado en disco. A partir de ahí seguí escribiendo. Poco después hice Sabes y Hay que ver, que están grabadas en la primera maqueta. Y cogí la costumbre. No me sentaba todos los días a las 11 a componer, pero salían cosas. Estaba en la cama y aparecía una melodía o una letra. Escribía un párrafo, no sabía cómo seguir, lo dejaba a medias, continuaba días o semanas después.”

Un día Alex llamó a su primo David. Él es músico y tiene un estudio casero. Alex se emocionó, durante dos o tres semanas solía ir ahí todas las noches para grabar. Su primera maqueta tenía 5 canciones. Finalizó de grabar las cinco canciones, dos o tres canciones fueron escritas para su novia de aquel momento, su cumpleaños se acercaba y él le regalo la maqueta. Alex pensó que era un bonito detalle, original. Esas fueron las primeras canciones que su manager, Íñigo Argomániz, escuchó. Ramón, el primo de Álex le dio el modelo a Íñigo, el es dueño del “Antonio Bar”, al que Íñigo solía acudir.

Después, por supusto, vinieron más canciones y más maquetas. Álex le platicó sobre su vida y sobre que no tenía más canciones grabadas. “Íñigo me dijo que le gustaban, que siguiera escribiendo tranquilo, con calma. Nunca me prometió nada; nunca me dijo que iba a grabar un disco. Simplemente que nos volveríamos a sentar cuando tuviera 12 o 14 canciones más. Volví a casa dando botes. Y me puse a escribir sin fecha determinada, sin plazo fijo. Cuando tuve más canciones, se las mandé. Me pidió más y escribí más. 25 canciones en un año.” Las canciones de Álex cuentan historias simples, historias personales que le pueden suceder a cualquier persona. “No planteo ninguna relación de poder ni de predominio de una persona sobre otra. Nadie es ganador ni perdedor. Todos aprendemos y todos enseñamos. Unas veces necesito y otras me necesitan. Quiero mantener un equilibrio entre las dos partes de una relación y defiendo la libertad individual, la necesidad de que cada uno busque y siga su camino. Ser uno mismo.”

Álex solía enviar las nuevas canciones a Íñigo y él las enviaba a Alfonso Pérez, director artístico de DRO. Cuando Álex acumuló una cantidad considerable de canciones, fue a Madrid a conocer a la gente de la disquera. “En octubre de 2000 volví para firmar el contrato con Dro. En enero de 2001 ya estaba trabajando con Jesús Gómez, mi productor. Cuando comencé a grabar el disco, no tenía una banda. A los músicos que hoy tocan conmigo los conocí después, cuando necesité ensayar por si acaso salía algún concierto. Adoro a los cinco. No me siento como un solista con un grupo de acompañamiento detrás. Marco, Xavi, Sergio, Carlos, Paul y yo hemos hecho un grupo de amigos porque han sido dos años de viajar sin parar, todo el día juntos. Seguimos los mismos desde el principio y siempre aportan cosas.”

La vida de Álex ha cambiado, pero más a su alrededor que a él mismo. “He aprendido mucho, pero mi personalidad no ha variado. El trabajo, las experiencias, los viajes… Todo me ayuda a madurar. Ha aumentado mi sentido de la responsabilidad porque trabajo con mucha gente, pero no me siento presionado por esto. No tengo la sensación de que todos dependen de mí. Al menos, yo no creo que sea así. También he perdido algo de libertad personal, aunque no me siento perseguido ni acosado. Tampoco me planteo que puedo influir en otras personas a través de mis canciones, aunque sea así, porque no quiero influir en nadie. Me gusta que la gente se sienta bien escuchándome, que mis canciones puedan ser útiles interpretándolas a su manera, pero nada más.Intento llevar una carrera musical controlada. Aparecer cuando tengo que hacerlo y desaparecer cuando lo necesito. No voy a dar pie en mi vida a cualquier cosa que no tenga relación con la música. Quizá vendería más discos, pero no me merece la pena. Creo que puedo mantener esta actitud porque está en mi personalidad. Hay personas que sólo quieren hacerse famosas. Yo quiero vivir de la música y con esto tengo de sobra. Me hubiera conformado con mucho menos.”

El 10 de septiembre de 2011 contrajo matrimonio en una ceremonia civil discreta, con María Alcorta Garrido en el Ayuntamiento de San Sebastián. El 7 de julio nació su hijo, Pablo Martínez de Ubago Alcorta.